A veces para descubrir el éxito moderno que tienen distintas industrias cinematográficas debemos re-descubrir el éxito del pasado y cómo aquel catapultó al reconocimiento que tiene en el presente. Es el caso puntual del cine porno mexicano, que hoy en día es uno de los mejores en todo el mundo, pero que no se ha construido sin una historia detrás.
En esta ocasión, nos toca hablar de una de las producciones más representativas del cine para adultos de México. Y es que Año Bisiesto, dirigida por un australiano-mexicano, logra ejemplificar y poner en escena muchas situaciones que han logrado cautivar a un público experto en la pornografía y otro que, por curiosidad, ha logrado dejarse cautivar por una de las mejores películas para adultos de todos los tiempos. Por cierto, ganadora de la Camera D’Or de Cannes.
Diálogo que hipnotiza
Una de las cuestiones por las que Año Bisiesto fue considerada como una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos es por la sabia construcción de su diálogo. Y es que si algo hemos aprendido en la industria pornográfica, es que los diálogos son indispensables para lograr darle sentido a una penetración cualquiera.
En el caso de esta película, los diálogos son escasos, pero certeros. Logran hipnotizar a la audiencia desde la primera palabra. Hasta la última, que es cuando podemos pestañear.
El enfoque cerrado que abre el pensamiento
Una de las mejores frases de Víctor Hugo rezaba que “todo el significado de infierno está incluido en la palabra soledad”. Y en el caso de Año Bisiesto, su protagonista, Laura, es una reportera freelance que, por cuestiones alusivas a su trabajo, y por el hecho de ser indígena, tiene poco o nada fuera de su entorno laboral. Su abrumadora soledad va mutando hasta convertirse en una sensación de desquicio y materialismo sexual que, lejos de aburrir por la sencillez del argumento, lleva al espectador a cuestionarse mil y una cosas –algunas ni siquiera relacionadas con el sexo-.
Así, más allá de un diálogo bien construido, Año Bisiesto cuenta con una de las tramas mejor concebidas. Toda responsabilidad de Michael Rowe, su director.
¿Qué debe aprender la industria de Año Bisiesto?
Más allá de lo desenfrenado y sin tabúes que resulta el sexo entre la pareja protagonista, lo hipnótico y enfermizo de su diálogo y su argumento es lo que permite considerar a Año Bisiesto como una obra maestra en su género.
Por tanto, si hay algo que se debe aprender de este trabajo cinematográfico es a valorar lo que acompaña a la puesta en escena meramente sexual (música, argumento, diálogos, tomas). Una Camera D’Or nos da la razón.